Desde oriente provienen estas variedades de frutas, siendo las más conocidas popularmente como una de las fuentes más abundantes de la vitamina “C” (ácido ascórbico), cuya relación con las defensas orgánicas se encuentra más que establecida, habiendo adquirido su fama por la cura del “Escorbuto” (la enfermedad de los marinos), enfermedad manifestada por la falencia de esta vitamina y fueron las naranjas los primeros medicamentos para esta dolencia, representando los barriles de naranjas, la carga mas valiosa para los barcos de antaño, después de su descubrimiento.
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Otro de los beneficios más destacados de los cítricos, es la capacidad de fijar el hierro, componente fundamental de la sangre, que cumple una de las funciones mas importantes para la salud y es el transporte del oxigeno hacia los tejidos a través de la misma, cuya falencia origina la conocida anemia ferropénica, padecimiento muy común el la juventud de hoy.
En las dietas donde la carne se encuentra ausente, es fundamental la utilización de la vitamina C, como fijador del hierro, por ejemplo una de las combinaciones mas conocidas, son las legumbres (muy ricas en hierro) con cítricos, así como beber un vaso de jugo de naranja después de consumir verduras de hoja, en particular las de color verde oscuro, que son la más ricas en hierro bio-disponible.
Las sales minerales los hacen más que valiosos, en particular cuando hay desgaste excesivo, tanto por trabajos pesados como para los deportes en los cuales se pierden en gran cantidad.
Estas virtudes hacen de los cítricos pilares alimenticios fundamentales tanto para mantener como para elevar las defensas orgánicas, que representan nuestro escudo ante los cambios climáticos, en particular para las estaciones intermedias, “otoño-primavera”, constituyendo un de los principales componentes de las dietas desintoxicante, tan indicadas para estas épocas de transición.